Ya se va acercando ese tiempo, tan bonito, tan feliz, tan maravilloso, tan mágico… que es la Navidad, sí ese momento que para muchos solo es una escusa para pegarle al
mollate fuerte y flojo solo que en familia, ese tiempo en el que se sustituye
el vino dulce y la cerveza de los ensayos por una botella de anís peleón del
más barato, salvo algún “sibarita” que bebe Marie Brizard, ese tiempo en el que
se va fraguando el cemento carnavalesco, y al parecer el gordo usurpador de la
coca-cola, se ha traído en el saco como regalo, rumores, que si Dios (santísimo
Monstruo Volador de Espagueti) quiere no solo serán meros rumores, sino que
serán una agradable realidad.
Se habla por esos mundos de Dios, que este año el carnaval
ubriqueño contará nada más y nada menos que con 15 agrupaciones, la niña bonita
de febrero, y muchos ya se relamen los bigotes recordando aquella época que
llaman dorada del carnaval de nuestro pueblo, aquella época en la que había
tantísimos grupos, y muchos dicen la tontería de que el carnaval de nuestro pueblo
ha vuelto a nacer, que ha resucitado, y es una tontería que lo digan y harto
injusto, porque el carnaval, nunca murió, porque unos cuantos chalados de esta
fiesta se encargaron de mantenerlo, de tirar del carro. Sin embargo sí que se podría
decir que nuestro carnaval ha madurado, y no me refiero solo a que hay un número
mayor de grupos, que esos ya los hubo, sino que parece que ese gusanillo ha
picado no solo a los que ya estaban, sino también a los que estuvieron hace mucho, y a los que nunca
han estado, y lo ha hecho tan fuerte que,
si como ya digo no ha vuelto estar vivo, porque nunca dejó de estarlo,
sí que está más vivo que nunca, y por suerte, se alimenta solo, sin que ningún hermano
mayor ceda las sobras de su comida, y es que nuestro carnaval ha superado la
infancia y ha pasado afortunadamente de los 8, a la adolescencia de los 15, y
eso es más que alentador, y ojalá que esa tendencia siguiera al alza, ojalá que
se dejé de presumir de eso de que “se decía que Ubrique era el Cádiz chico”,
porque creo sinceramente que no es
necesario, porque nuestro pueblo no es un Cádiz chico, es Ubrique grande, porque
gracias a Dios se ha dejado la escuela y hemos llagado al instituto, porque parece ser que hemos crecido, parece
ser que hemos dejado el cuadernillo Rubio, para entrar (ojalá por mucho tiempo)
con 15 agrupaciones, en la edad del
pavo.